I¿Por qué hay que visitar a Egipto?
Considerado la cuna de
las civilizaciones, Egipto es un país único, un destino sorprendente y
cargado de magia e historia que
invita a sus visitantes a disfrutar de una experiencia inolvidable.
Egipto ofrece
una apasionante mezcla entre aventura, cultura y misterio que invita
a todo aquel que lo visita a perderse en sus colosales
templos y verse envuelto
entre el bullicio de El Cairo.
Disfruta de la tranquilidad de un crucero por el Nilo y contempla las majestuosas pirámides antes de degustar las excelentes especialidades
culinarias egipcias o bucear en
la inmensidad del Mar Rojo.
Como hace más de dos mil
años dijo el historiador griego Heródoto "quien no ha visto
Egipto no ha visto el mundo.
Egipto es conocido por
sus antiguos lugares históricos ubicados en un inhóspito paisaje desértico.
Muchos turistas se sorprenden al descubrir que algunas de las mejores
atracciones son precisamente lo opuesto: ciudades modernas en el fértil valle
de un río. Visita las pirámides, la esfinge, el desierto del Sahara, y pasea
por las ciudades que crecieron a orillas del Nilo y en la costa del
Mediterráneo.
Aunque podrás encontrar
ruinas antiguas por todo Egipto, la mayoría de los sitios arqueológicos se
encuentran cerca de las ciudades de El Cairo y Luxor.
Dirígete a los suburbios
del sudoeste de El Cairo para contemplar las Pirámides de Guiza y
la Gran Esfinge. El gran Museo Egipcio de El Cairo cuenta con
muchos objetos pequeños que fueron encontrados en sitios de excavación en todo
el país, incluida la famosa máscara funeraria de Tutankamón. La tumba de
Tutankamón se encuentra en el Valle de los Reyes, en las afueras de la
ciudad sureña de Luxor, a la que puedes llegar en auto o en crucero por el
Nilo.
Después de explorar los desiertos, vuelve a las
ciudades de Egipto para conocer su fascinante cultura moderna. Relájate en un
café a orillas del Mediterráneo en el malecón de Alejandría, considerada
una de las ciudades más liberales del mundo árabe. Lee un libro junto a miles
de visitantes y lugareños bajo el techo de vidrio de la moderna Biblioteca
de Alejandría.